La donación de óvulos es una técnica de reproducción asistida que ha ganado una enorme relevancia en los últimos años, no solo por su impacto en la fertilidad, sino también por las implicaciones éticas, médicas y emocionales que conlleva. Desde nuestra posición como matronas, junto con New Fertility, nos situamos en un lugar privilegiado para acompañar, informar y cuidar tanto a las mujeres donantes como a aquellas que recibirán los óvulos. Por ello, es fundamental entender el proceso con profundidad, más allá de la visión simplificada que muchas veces circula en los medios o en la información generalista.
La donación de óvulos implica que una mujer joven, generalmente entre los 18 y 34 años, se somete a un tratamiento hormonal controlado para inducir una estimulación ovárica. El objetivo es obtener un número suficiente de ovocitos maduros que puedan ser extraídos y utilizados en procedimientos de fecundación in vitro (FIV) para otra mujer, receptora, que por diversas razones no puede utilizar sus propios óvulos.
Desde un punto de vista clínico, el proceso requiere una coordinación rigurosa. La evaluación inicial incluye una historia clínica completa, análisis hormonales (FSH, LH, estradiol, AMH), pruebas genéticas y estudios serológicos para descartar enfermedades transmisibles. El ciclo de estimulación, en sí mismo, exige un seguimiento ecográfico frecuente para monitorizar el crecimiento folicular y ajustar las dosis de gonadotropinas según la respuesta ovárica. Este control estrecho no solo garantiza la eficacia del tratamiento, sino que minimiza el riesgo del síndrome de hiperestimulación ovárica, una complicación infrecuente pero potencialmente grave.
La extracción ovocitaria se realiza mediante punción transvaginal bajo guía ecográfica y sedación anestésica. Es un procedimiento ambulatorio, generalmente bien tolerado, pero que requiere unos días de reposo relativo y vigilancia postoperatoria. En este punto, el papel de la matrona es clave: ofrecer un acompañamiento cercano, resolver dudas sobre signos de alarma y garantizar que la donante se sienta segura y comprendida.
Consideraciones éticas, emocionales y el rol de la matrona en la donación
Más allá del plano fisiológico y técnico, la donación de óvulos es una experiencia profundamente humana. Aunque es anónima y altruista (o compensada, dependiendo del país), no está exenta de interrogantes éticos. ¿Está la donante suficientemente informada? ¿Es libre su decisión o está influida por necesidades económicas? ¿Comprende el alcance de su acto y las implicaciones futuras?
Desde nuestra disciplina, tenemos la responsabilidad de garantizar que el consentimiento informado sea real y no un mero trámite administrativo. Informar no es simplemente explicar procedimientos: implica generar un espacio de escucha activa, clarificar expectativas y valorar el estado emocional de la mujer. Acompañar a una donante requiere sensibilidad, porque cada cuerpo y cada historia personal es diferente. Algunas mujeres viven el proceso como un acto de generosidad con fuerte carga emocional; otras lo transitan de forma más pragmática. No hay una única narrativa válida.
Por otro lado, es necesario entender también la experiencia de la receptora. Muchas veces se trata de mujeres que han atravesado múltiples fracasos reproductivos, pérdidas gestacionales o han recibido el diagnóstico de una insuficiencia ovárica prematura. La donación representa una última esperanza, pero también conlleva un duelo por la genética propia. La matrona, como figura de referencia en el acompañamiento reproductivo, tiene la oportunidad de ofrecer un apoyo integral, no solo durante el tratamiento, sino en la construcción del vínculo con ese futuro hijo, cuya gestación no parte del propio material genético.
En este contexto, se hace imprescindible una formación continua en reproducción asistida para nosotras, las matronas. El conocimiento técnico debe ir acompañado de una perspectiva ética y emocional. También debemos estar preparadas para detectar señales de sufrimiento psicológico, tanto en donantes como en receptoras, y colaborar activamente con psicólogos especializados cuando sea necesario.
La donación de óvulos no es solo una técnica médica: es una intersección entre ciencia, cuerpo y deseo. Como matronas, somos testigos y agentes de estos procesos vitales. Acompañar con rigor, humanidad y perspectiva es nuestra contribución esencial para que esta experiencia, compleja y transformadora, se desarrolle en un entorno de cuidado auténtico y respeto profundo.