El papel esencial de la matrona en el cuidado del suelo pélvico

suelo pélvico

Cada día, en mi trabajo como matrona, tengo la oportunidad de acompañar a mujeres en distintas etapas de su vida. Desde la adolescencia hasta la menopausia, hay un aspecto que, a pesar de su relevancia, aún sigue siendo un gran desconocido para muchas: el cuidado del suelo pélvico. No es un tema exclusivo del postparto, ni tampoco una preocupación que deba dejarse para cuando aparecen los síntomas. Es una parte esencial de la salud femenina que merece atención y cuidado constante.

El suelo pélvico es ese conjunto de músculos, ligamentos y tejidos que sostiene órganos como la vejiga, el útero y el recto. Su buen funcionamiento es clave no solo para evitar pérdidas de orina o prolapsos, sino también para tener relaciones sexuales satisfactorias y para que el embarazo y el parto transcurran de forma más saludable. Y, sin embargo, muchas veces no se le presta atención hasta que hay un problema evidente. Parte de nuestro trabajo como matronas es precisamente prevenir, informar y empoderar a las mujeres para que se conozcan mejor y cuiden su cuerpo antes de que aparezcan los síntomas.

Prevención y acompañamiento desde la adolescencia

Uno de los aspectos más gratificantes de ser matrona es poder intervenir desde etapas tempranas. La educación sobre el suelo pélvico no debería empezar en el embarazo o en el postparto, sino mucho antes. Las jóvenes que practican deporte de alto impacto, por ejemplo, pueden estar sometiendo su musculatura perineal a tensiones excesivas sin ser conscientes de ello. Por eso, cuando en consulta hablamos de higiene postural, de cómo realizar una correcta activación del abdomen profundo o de cuándo es recomendable consultar a un especialista, estamos haciendo prevención de calidad.

También vemos a muchas mujeres jóvenes que sufren dolor en las relaciones sexuales o molestias ginecológicas sin saber que pueden estar relacionadas con una disfunción del suelo pélvico o con una hipertonía muscular. En estos casos, la figura de la matrona es clave para detectar señales, derivar cuando es necesario y acompañar desde la escucha y la empatía.

Hay clínicas especializadas, como una buena clinica de salud femenina, que ofrecen un enfoque integral para abordar este tipo de dolencias, combinando la fisioterapia pelviperineal con el trabajo emocional y psicológico, tan importante cuando hablamos de salud íntima.

El embarazo y el postparto, momentos clave para intervenir

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta una transformación enorme. El peso del bebé, los cambios hormonales y la presión constante sobre el suelo pélvico hacen que esta zona esté especialmente vulnerable. En las clases de preparación al parto, siempre insistimos en la importancia de mantener una buena conciencia corporal, realizar ejercicios adecuados (como el entrenamiento con el método hipopresivo o los ejercicios de Kegel, cuando están indicados), y cuidar aspectos tan cotidianos como la forma de ir al baño o cómo toser.

Una parte fundamental de nuestra labor es enseñar a prevenir, pero también a identificar cuándo algo no va bien. Porque no, no es normal perder orina después de dar a luz, ni sentir dolor meses después. Muchas mujeres creen que es parte del precio que hay que pagar por ser madre, y eso no puede estar más lejos de la realidad. El seguimiento postparto, las revisiones específicas del suelo pélvico y, si es necesario, la derivación a fisioterapia especializada, forman parte del abordaje que hacemos desde la matronería.

La vuelta a la actividad física también requiere atención. No se trata solo de esperar seis semanas y volver al gimnasio. Hablamos de readaptar progresivamente el cuerpo, de verificar que no haya una diástasis abdominal no resuelta o una disfunción perineal que pueda agravarse con determinados ejercicios. Y, sobre todo, de acompañar sin juicios, respetando los tiempos y necesidades de cada mujer.

Más allá del parto: la menopausia y el autocuidado

Hay un momento de la vida en el que muchas mujeres sienten que vuelven a reencontrarse con su cuerpo: la menopausia. Es un periodo de cambios profundos, tanto físicos como emocionales, en el que el suelo pélvico también se ve afectado por la disminución de estrógenos. La sequedad vaginal, el aumento del riesgo de infecciones urinarias, la pérdida de tono muscular o la aparición de prolapsos son algunas de las situaciones que pueden aparecer y que muchas veces se viven en silencio.

Aquí también estamos nosotras, las matronas, para ofrecer información actualizada, acompañamiento y herramientas que ayuden a vivir esta etapa con más salud y bienestar. Trabajar el suelo pélvico no solo mejora síntomas, sino que también mejora la autoestima, la relación con la sexualidad y la sensación de control sobre el propio cuerpo. En definitiva, hablamos de calidad de vida.

Por suerte, cada vez hay más recursos disponibles para las mujeres. Plataformas como wonnder-health ofrecen acceso a profesionales y programas que ayudan a cuidar la salud de forma integral. Desde la consulta presencial hasta programas online, la idea es acercar la atención especializada allí donde se necesite, con una mirada respetuosa y centrada en la mujer.

Como matrona, puedo decir que pocas cosas son tan satisfactorias como ver a una mujer recuperar la confianza en su cuerpo, sentirse fuerte, segura y bien informada. No se trata solo de evitar problemas, sino de vivir con plenitud, conociéndose y cuidándose en cada etapa de la vida. Y ahí estaremos siempre nosotras, con nuestras manos, nuestras palabras y nuestra presencia, acompañando desde el inicio hasta mucho más allá del parto.

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