Piernas cansadas en el embarazo: una molestia común que merece atención

piernas cansadas

Durante el embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta una serie de cambios extraordinarios. Algunos son evidentes desde el exterior, como el crecimiento del abdomen o los cambios en la piel, pero otros, aunque menos visibles, pueden afectar de manera significativa la calidad de vida diaria. Uno de estos síntomas frecuentes, aunque a menudo subestimado, es la sensación de piernas cansadas. Se trata de una molestia que puede aparecer desde los primeros meses y que, con el avance de la gestación, suele intensificarse.

La sensación de pesadez, hinchazón o fatiga en las piernas durante el embarazo no es un capricho ni un simple malestar pasajero. Tiene una base fisiológica clara y responde a múltiples factores interrelacionados. Desde el aumento del volumen sanguíneo hasta los cambios hormonales y la presión del útero sobre las venas pélvicas, todo confluye en un escenario donde las piernas, literalmente, se resienten. Para muchas mujeres, este malestar se manifiesta especialmente al final del día, cuando la acumulación de líquidos y la dificultad para el retorno venoso se hacen más evidentes.

Desde nuestra mirada como profesionales de la salud materna, entendemos que acompañar este proceso implica no solo atender lo clínico, sino también validar y aliviar aquellas molestias que no comprometen directamente la salud del feto, pero que afectan el bienestar físico y emocional de la madre.

¿Por qué se sienten las piernas tan pesadas en el embarazo?

Durante la gestación, el cuerpo materno incrementa su volumen sanguíneo en aproximadamente un 40 a 50 %. Este aumento es fundamental para asegurar el adecuado suministro de oxígeno y nutrientes al bebé, pero también implica una mayor carga para el sistema circulatorio. Las venas, en particular, deben trabajar más intensamente para devolver la sangre desde las extremidades inferiores hacia el corazón. Esta tarea se complica aún más por la acción de la progesterona, una hormona que se incrementa considerablemente durante el embarazo y que tiende a relajar la musculatura lisa, incluyendo las paredes de los vasos sanguíneos. Este efecto favorece la vasodilatación, lo que, a su vez, puede ralentizar el flujo venoso y contribuir a la acumulación de sangre en las piernas.

A medida que el útero crece, su peso ejerce presión sobre las venas pélvicas y sobre la vena cava inferior, una de las principales vías de retorno venoso desde las piernas hacia el corazón. Esta presión puede dificultar aún más la circulación, especialmente cuando la mujer permanece mucho tiempo de pie o sentada. Por eso, muchas gestantes refieren que la pesadez en las piernas se agudiza tras jornadas prolongadas sin movimiento o al final del día, cuando el esfuerzo acumulado pasa factura.

Además, en muchas mujeres se produce retención de líquidos, otro factor que contribuye a la sensación de hinchazón y cansancio en las piernas. Esta retención no solo se manifiesta en tobillos y pies, sino también en los tejidos profundos, lo que puede generar molestias más difusas pero igualmente incómodas.

Cuidar las piernas, cuidar el embarazo

Aunque las piernas cansadas no suponen un riesgo directo para la salud del embarazo, sí representan un indicador del estado de bienestar materno. Ignorar este malestar puede derivar en otras complicaciones, como la aparición de varices, calambres nocturnos o, en casos más serios, trombosis venosa profunda. Por eso es tan importante prestar atención a este síntoma y adoptar estrategias que ayuden a aliviarlo.

En la práctica clínica, una de las primeras recomendaciones es favorecer la movilidad. Caminar con regularidad, aunque sea dentro del hogar, facilita el retorno venoso y ayuda a que las piernas no acumulen tanta sangre y líquidos. También se aconseja evitar cruzar las piernas al sentarse, elevarlas cuando sea posible y utilizar calzado cómodo que no comprima. No se trata solo de confort, sino de facilitar la circulación sanguínea.

El uso de medias de compresión también puede ser beneficioso, especialmente en mujeres con antecedentes de varices o que refieren una sensación persistente de pesadez. Estas medias ayudan a ejercer una presión gradual que favorece el flujo venoso y reduce la hinchazón. Como matronas, es importante valorar cada caso de forma individual antes de recomendar su uso, considerando factores como la presión arterial, la movilidad de la gestante y su historia clínica.

Otro aspecto fundamental es la hidratación. Beber suficiente agua a lo largo del día no solo contribuye a la salud general, sino que ayuda a reducir la retención de líquidos. A veces, el miedo a ir al baño con frecuencia lleva a algunas mujeres a limitar su ingesta de líquidos, lo cual puede ser contraproducente tanto para las piernas como para otras funciones corporales durante el embarazo.

También es habitual que las gestantes busquen alivio mediante masajes suaves, baños de contraste o técnicas de relajación que ayuden a mejorar la circulación. Estas prácticas, siempre que se realicen de forma segura y bajo supervisión profesional si es necesario, pueden ser un gran apoyo para transitar este síntoma con mayor comodidad.

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