En el contexto de la reproducción asistida, uno de los procesos más determinantes para el éxito de técnicas como la fecundación in vitro (FIV) o la inseminación artificial (IA) es la estimulación ovárica controlada (EOC). Esta fase, que podría parecer rutinaria desde una visión externa, encierra una complejidad fisiológica y emocional que requiere no solo de precisión médica, sino también de un acompañamiento cercano y humano como el que nos brinda la clínica New Fertility. Aquí es donde el papel de las matronas cobra una relevancia creciente.
La EOC tiene como objetivo inducir el desarrollo de múltiples folículos ováricos en un solo ciclo menstrual, a fin de obtener varios ovocitos maduros susceptibles de fecundación. A diferencia del ciclo natural, en el cual una mujer ovula normalmente un único ovocito, los protocolos de estimulación buscan “reclutar” más folículos mediante la administración exógena de gonadotropinas, como la hormona folículo estimulante (FSH) y, en ocasiones, la hormona luteinizante (LH).
La respuesta ovárica a esta estimulación no es uniforme entre las pacientes. Factores como la edad, el índice de masa corporal (IMC), el recuento de folículos antrales y los niveles de hormona antimülleriana (AMH) condicionan significativamente el resultado. Las pacientes con baja reserva ovárica, por ejemplo, suponen un reto clínico, ya que requieren protocolos más personalizados que eviten la sobredosificación de gonadotropinas sin comprometer la calidad ovocitaria.
Protocolos de estimulación y su justificación fisiológica
Existen distintos protocolos de estimulación ovárica, entre ellos el protocolo largo con agonistas de la GnRH, el protocolo corto con antagonistas, y los esquemas minimalistas para mujeres con mala respuesta previa. En el protocolo largo, el uso de agonistas de GnRH suprime el eje hipotálamo-hipófisis-ovario, evitando picos endógenos prematuros de LH que pudieran inducir la ovulación antes del tiempo deseado. Posteriormente, se administra FSH para inducir el crecimiento folicular.
En cambio, el protocolo con antagonistas de GnRH, cada vez más usado, permite iniciar la estimulación directamente desde el segundo o tercer día del ciclo, introduciendo el antagonista cuando los folículos alcanzan cierto tamaño, generalmente >13 mm. Este protocolo tiene la ventaja de reducir el riesgo de síndrome de hiperestimulación ovárica (SHO), una complicación potencialmente grave.
El papel de la matrona: entre la ciencia y el cuidado
La matrona, como profesional experta en salud sexual y reproductiva, tiene un papel clave en la reproducción asistida. Durante la EOC, la matrona puede encargarse del seguimiento clínico de la paciente, registrar el desarrollo folicular mediante controles ecográficos seriados y coordinar la programación de la punción ovárica. Pero su valor no se detiene en lo técnico.
Uno de los aspectos más desafiantes de la EOC es la carga emocional que conlleva. Las pacientes suelen experimentar ansiedad, inseguridad y miedo al fracaso. La administración diaria de inyecciones, el compromiso con los controles ecográficos frecuentes y la incertidumbre sobre la calidad de la respuesta ovárica generan una presión que puede afectar la adherencia al tratamiento. La matrona, como figura cercana, puede ofrecer un acompañamiento emocional valioso, brindando contención, información clara y desmitificando el proceso.
La tendencia actual en reproducción asistida apunta a la individualización de los protocolos. Esto no solo mejora las tasas de éxito, sino que disminuye los riesgos asociados, como el SHO o la baja tasa de fecundación. En este sentido, el uso de algoritmos de predicción de respuesta, combinados con biomarcadores hormonales y ecográficos, permite ajustar la dosis inicial de FSH con más precisión.
La matrona puede participar activamente en esta fase, recabando datos clínicos relevantes, valorando signos físicos de respuesta y ofreciendo feedback al equipo médico. Además, su rol como educadora resulta fundamental en la enseñanza del autoadministrado correcto de la medicación, la identificación de signos de alarma y el empoderamiento de la paciente a lo largo del tratamiento.
Más allá del laboratorio, una experiencia humana
La estimulación ovárica controlada no es solo un procedimiento técnico; es una experiencia vivencial para la mujer que busca un embarazo en condiciones de alta vulnerabilidad emocional. Desde la perspectiva de la matrona, esta etapa representa una oportunidad para conjugar el conocimiento clínico con una visión holística del cuidado.
Reforzar el papel de las matronas en las unidades de reproducción asistida no solo mejora la calidad del seguimiento, sino que aporta una mirada humanizada a un proceso que, aunque tecnológicamente avanzado, sigue teniendo a la mujer como centro. Porque detrás de cada folículo monitorizado y cada ovocito puncionado, hay una historia, un deseo, y una esperanza que merecen ser acompañados con sensibilidad y ciencia a partes iguales.